jueves, 26 de abril de 2012

Mi primer (y modesto) premio literario


Este es mi primer premio literario. Mi relato resultó ganador del tercer premio en el V Concurso de Relatos Cortos de la prestigiosa revista literaria ¿o era aeroportuaria? AENAnoticias, la revista que Aena publica mensualmente. El relato tenía que ser de tema aeroportuario y tener un máximo de 700 palabras.

Era la segunda vez que enviaba uno. El año pasado me costó mucho meter una historia en 700 palabras, tuve que recortar mucho, pero este año parece que con los microrrelatos estoy desarrollando la capacidad de síntesis y  me quedé en 424 palabras. No estuvo mal, me dieron 300 € de premio, casi a euro la palabra : )

Pongo la página de la revista escaneada porque me hace mucha ilusión verlo publicado, pero copio el texto debajo para que sea más cómodo leerlo.


INDIVIDUALIDADES

Escogió para mí una maleta de color rojo oscuro con las esquinas en gris, vistosa pero no llamativa. Ella viaja a menudo. Sabe que cada vez que la gran boca se abre chirriando como en un enorme bostezo y deja resbalar por su lengua, una tras otra, montones de maletas idénticas, la individualidad de la tuya se diluye inevitablemente en un conjunto de trolleys oscuros que dan vueltas hasta que alguien los reconoce.

La mía es la segunda, la reconozco al instante en la distancia. La bajo de la cinta y echo a andar. Me llama la atención la cremallera del bolsillo delantero, medio abierta. Es extraño porque yo nunca lo uso, ni siquiera era consciente de él. Instintivamente meto la mano y, efectivamente, hay algo.

Es un sobre pequeño. Lo abro:

Aún no te has ido y ya te echo de menos.
Sé valiente.
Te estaré esperando.

Me cuesta imaginarla escribiendo esta nota.

Pensaba que ella también quería que me fuera. Estaba tan seguro de que no funcionaría que en cuanto la noté distante supe que era el momento de usar la excusa que tenía preparada y, por supuesto, recibí una llamada urgente del trabajo pidiéndome que volviera para solucionar no sé qué asunto de vida o muerte.

Y ahora me encuentro en mitad del pasillo de llegadas con su nota en la mano sin saber qué hacer, sin saber si merece la pena intentarlo, si fue mi miedo a que saliera bien, en vez de su actitud, lo que me hizo huir; sin saber si debo llamarla, si quiero asumir el riesgo de que salga bien.

Devuelvo su nota al bolsillo de la maleta y con la mano ya libre busco su número en la agenda.

Acabo de llegar y ya te echo de menos —le digo, intentando sonar ocurrente—. Nada más aterrizar he llamado a la oficina y parece que todo se ha solucionado, cuando me han querido avisar ya estaba volando… Sí, es una faena. Pero aún me queda una semana de vacaciones… Si aún sigue en pie tu invitación quizá sea valiente y coja el próximo avión. Podría estar ahí a la hora de la cena... Sí, puede que esté un poco loco. Hasta esta noche, entonces.

De camino a la oficina de venta de billetes, me alcanza un hombre diez años más joven que yo. Parece aliviado al verme allí.

            —Disculpe, señor, creo que esa es mi maleta —y me muestra la suya.

—Son iguales —le respondo incrédulo.

—Casi iguales, la mía tiene un pequeño bolsillo delante.

4 comentarios:

  1. Hay vidas tan parecidas... pero siempre hay un pequeño detalle que diferencia a unas de otras. Detalle pequeño y cabroncete.
    Gracias por tus visitas, Nieves T.

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    1. A veces un pequeño detalle te cambia la vida, quién sabe si le servirá para algo positivo ... Es un placer pasar por tu blog, me encanta cómo escribes. Gracias por pasar por aquí.

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  2. Enhorabuena, Nieves. Y no solo por el premio, que también, sino por haber escrito un relato excelente, con doble salto mortal.

    Abrazos viajeros.

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    1. Gracias, Lola. Me alegro de que te guste. Le tengo un cariño especial a este relato. Fue la primera vez que más de cuatro o cinco personas leyeron algo escrito por mí.
      Un abrazo

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