martes, 28 de abril de 2015

Olvido

Hoy no me reconoces. Me sigues desconfiado con la mirada mientras recojo tu ropa: la camisa sobre la que derramaste la sopa; un pijama con restos de saliva y lágrimas, tuya y mías; un pañuelo calado de impotencia ante el olvido que avanza implacable y se hace dueño de ti; una toalla empapada de desconsuelo y de un amor incondicional, que me ayuda a librar cada día una batalla en esta guerra perdida de antemano.
Luego, mientras duermes, la mujer fuerte que hay dentro de mí sube a la azotea y cuelga la ropa, sin advertir que fuera ya es primavera.

(imagen tomada de la red)